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April 25, 2016

We Stand On Guard - Brian K. Vaughan & Steve Skroce

For decades, it has been a commonplace in comics or movies to portray Americans as the good guys, and other nations as potential or real enemies. While some might consider this as evidence of a twisted ideology, I simply see it in terms of the place of enunciation within the entertainment industry. Which makes sense if we remember that, in addition of being the hero (never the villain) of your own story, you will probably insert your narrative line into familiar surroundings, id est, your state, city or town.

In We Stand On Guard, Brian K. Vaughan abandons the fantasy genre that has been so rewarding to him in titles like “Saga” to return to his roots, the realm of science fiction in general, and the post-apocalyptical subgenre in particular. In the same way that “Y The Last Man” was about the struggle for survival after a major catastrophe, We Stand On Guard focus on two survivors (brother and sister), two Canadians that have made it through the cataclysmic war between the United States of America and Canada. “I’ve always been fascinated by friendships and rivalries between our two great nations” explains Vaughan, and in this new miniseries, the American writer explores the notion of an all-out war between the US and Canada. 

When I first read the solicitations for We Stand On Guard I thought this was a very amusing premise, and I was sure that every Vaughan fan would enjoy it. Turns out, I was wrong. As we can see in the letter section, the American writer received a few angry messages from his own countrymen. One particular reader from Kentucky accused Brian K. Vaughan of being a liberal (whatever the hell that means in our postmodern society), and admits he’s disgusted by the way the US is portrayed here, like “a violent, bloodthirsty nation who murders civilians in [a] surprise attack”. However, in real life the United States isn’t always seen like a benevolent nation (and it has been that way for years). So that’s why it’s so important for Vaughan to subvert the basic assumption of “Americans are always the good guys”.  

I think there is something especially alluring about this confrontation, because Americans and Canadians actually have so much in common that one automatically considers them as the ideal allies but never as enemies. Here, nevertheless, things are different. And as we follow the misadventures of a Canadian guerrilla group we also get to see the cruelty of the US military leaders. Vaughan balances the fight sequences with flashbacks to the past, in which we get to know how the protagonists survived in a hostile environment. 
Before the war / antes de la guerra

According to Jim Johnson, Vaughan's miniseries is an “excellent futuristic military thriller”, but this isn’t the kind of book that attempts to provide a definitive answer: “the questions that remain are the stuff of modern day political arguments, where each side believes themselves to be correct”. Both Canadians and Americans seem to share a lot of responsibility regarding the origin of the war. 

I had very fond memories of Steve Skroce, he was one of the few Marvel pencilers in the 90s who had his own style, different to what was ‘fashionable’ back then. I saw his work for the first time in the pages of X-Man, and I became a fan right away. Of course now, after 20 years, Skroce has changed and evolved as an artist. Perhaps his experience drawing storyboards for the Wachowskis (in “The Matrix” trilogy) has given him more refinement and confidence than ever. His pages now have a calmness and a clarity that were absent in his X-Man days. And his covers are imaginative, subtle and stunning. 

“Skroce does get more opportunity to show off his skills beyond drawing impressive military hardware; he adds a futuristic flair to urban landscapes as well, all while rendering the timeless beauty of nature with equal dexterity. Colorist Matt Hollingsworth’s enhancements make all of it look beautiful, breathtaking or alarming, depending on the context”, affirms Jim Johnson, and I agree with him.
Canada under attack / Canadá bajo ataque
The author had already reflected upon international politics in his critically acclaimed “Y: The Last Man”, and in We Stand On Guard the creative team “successfully take elements from today’s headlines and, with the slightest of nudges, turn them into something decidedly threatening, surprisingly believable and tremendously engaging”, explains Jim Johnson. Certainly, we should be thanking Vaughan and Skroce for producing such a fine miniseries.
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Durante décadas, un lugar común en los cómics o las películas ha sido retratar a los estadounidenses como los buenos, y a otras naciones como enemigos potenciales o reales. Mientras que algunos podrían considerar esto como la evidencia de una retorcida ideología política, para mí es simplemente consecuencia del lugar de enunciación al interior de la industria del entretenimiento. Es lógico que, además de ser el héroe (nunca el villano) de tu propia historia, también insertes la línea narrativa en un entorno familiar, es decir, tu estado, ciudad o pueblo.
Canadian guerrilla / la guerrilla canadiense
En “We Stand On Guard”, Brian K. Vaughan abandona el género fantástico que ha sido tan ventajoso para él en títulos como Saga para volver a sus raíces, el reino de la ciencia ficción en general, y el subgénero post-apocalíptico, en particular. De la misma manera que en Y The Last Man veíamos la lucha por la supervivencia después de una gran catástrofe, “We Stand On Guard” se enfoca en dos supervivientes (hermano y hermana), dos canadienses que han resistido la guerra catastrófica entre los Estados Unidos de América y Canadá. “Siempre he estado fascinado por las amistades y rivalidades entre nuestras dos grandes naciones”, explica Vaughan, y en esta nueva miniserie, el escritor estadounidense explora la noción de una guerra sin cuartel entre ambos países. 
everyday problems / problemas cotidianos 

Desde el inicio, la premisa de “We Stand On Guard” me pareció bastante amena, y estaba seguro de que todos los fans de Vaughan la disfrutarían. Aunque no fue así del todo. Como podemos ver en la sección de cartas, el escritor estadounidense recibió algunos airados mensajes de sus propios compatriotas. Un lector de Kentucky, por ejemplo, acusaba a Brian K. Vaughan de ser un liberal (lo que sea que aquello signifique en nuestra sociedad postmoderna), y admitió estar disgustado por la forma en que los Estados Unidos es retratado aquí, como “una nación violenta y sanguinaria que asesina civiles en [un] ataque sorpresa”. Sin embargo, en la vida real Estados Unidos no siempre es vista como una nación benevolente (y eso no es algo nuevo). Así que por eso es tan importante para Vaughan subvertir el supuesto básico de “los norteamericanos son siempre los buenos”.

Creo que hay algo especialmente atrayente en esta confrontación, porque los estadounidenses y los canadienses en realidad tienen tanto en común que uno los considera automáticamente como los aliados ideales pero nunca como enemigos. Aquí, sin embargo, las cosas son diferentes. Y a medida que seguimos las desventuras de un grupo de guerrilleros canadienses también vemos la crueldad de los líderes militares de Estados Unidos. Vaughan equilibra las secuencias de batalla con flashbacks al pasado, y así descubrimos cómo los protagonistas sobrevivieron en un ambiente hostil.
American soldiers versus Canadian rebel / soldados estadounidenses versus rebelde canadiense
De acuerdo con Jim Johnson, la miniserie de Vaughan es un “excelente thriller militar futurista”, pero este no es el tipo de serie que intenta dar una respuesta definitiva: “las preguntas que quedan son la materia de las discusiones políticas de hoy en día, donde cada lado cree estar en lo correcto”. Tanto los canadienses como los estadounidenses parecen compartir la responsabilidad en relación con el origen de la guerra.
Impressive American millitary forces / las impresionantes fuerzas militares estadounidense
Tenía muy buenos recuerdos de Steve Skroce, fue uno de los pocos dibujantes de Marvel en los 90s que tenía su propio estilo, diferente a lo que estaba “de moda” en aquel entonces. Vi su trabajo por primera vez en las páginas de “X-Man”, y me convertí en un fan de inmediato. Por supuesto, ahora, después de 20 años, Skroce ha cambiado y evolucionado como artista. Quizás su experiencia como dibujante de storyboards para los Wachowski (en la trilogía de “The Matrix”) le ha dado más refinamiento y confianza que antes. Sus páginas tienen ahora una calma y una claridad que estaban ausentes en sus días de “X-Man”. Y sus portadas son imaginativas, sutiles y sorprendentes.
Canadians never surrender / los canadienses jamás se rinden
“Skroce tiene más de una oportunidad para mostrar sus habilidades más allá del impresionante dibujo de material militar; él añade un toque futurista a los paisajes urbanos, a la vez que realza la belleza eterna de la naturaleza con igual destreza. El colorista Matt Hollingsworth hace que todo se vea hermoso, impresionante o alarmante, dependiendo del contexto”, afirma Jim Johnson, y estoy de acuerdo con él.

El autor ya había reflexionado sobre la política internacional en su aclamado “Y: The Last Man”, y en “We Stand On Guard” el equipo creativo “aborda con éxito los titulares de hoy y, con el menor de los empujones, los convierte en algo decididamente amenazador, sorprendentemente creíble y tremendamente atractivo”, explica Jim Johnson. Ciertamente, debemos agradecer a Vaughan y Skroce por producir una miniserie así de buena.

February 17, 2015

Y: The Last Man # 6-10 - Brian K. Vaughan & Pia Guerra

Your animal instincts tell you to protect the boy, but ask yourselves… are you animals or are you women?”. Half of the human population is dead. Every man on Earth has perished, except for Yorick Brown. And in this world inhabited exclusively by women, being the last man on Earth is not an easy task. In fact, it can be quite dangerous.

In “Cycles” (published in Y: The Last Man # 6 through 10, from February to June 2003), the dilemma is still the same. Do women want to protect Yorick? Or do they want to put an end to his life? One might think that in every woman there is a primordial motherly instinct that would suppress the killing urges, however after the great disaster, women have become more violent than they ever were before. Yorick is still chased down by the Amazons, a cult that seeks to purge the world from the pernicious influence of men. He has also been targeted by military leader Alter Tse’Elon.

In this scenario, Yorick, agent 355 and Dr. Mann are in a train in route to Ohio. They end up in Marrisville, a small town unlike anything they’ve ever seen before. It’s a safe haven with electricity, running water and fresh food. It’s like the proverbial oasis in the middle of the desert. For the first time in months, Yorick feels safe. In Marrisville, he meets Sonia, and she is the first woman who simply feels attracted to him, the first woman who has no evil plans, no hidden agendas and no homicidal tendencies. Although briefly, Yorick stops being a target and becomes an object of desire.

Yorick and Sonia have a lot in common, but there is no time for romance. Yorick talks about his girlfriend: “Beth was the first girl I ever slept with, you know? She was the only woman alive who wanted me back when I was just an unemployed loser. If nothing else, I think I owe her a little loyalty”. Is it loyalty which prevents him from engaging in sexual intercourse with Sonia? For some readers the verisimilitude of this scene might be questioned (after all, how could the last man on Earth say no to sex?), but Brian K. Vaughan makes it work. He makes us realize how important Beth is for Yorick, and how sometimes not everything can be boiled down to sex.

Vaughan also makes us ask a very important question. How can a little paradise like Marrisville exist in a world in ruins? Why the rest of the United States is still in chaos and this Ohio town is so prosperous? The answer is soon revealed to Yorick. All the women that live in this place come from a women’s penitentiary, they are all murderers, thieves, scammers, etc. However, after spending years behind bars, they’re also a tightly knit community. They’re organized, strong and skillful. They’ve always been. And that is the reason of her success. “Funny and scary… an utterly believable critique of society”, affirmed the Washington Post. And certainly, Vaughan does not shy away from politically incorrect subjects. Even agent 355 criticizes the American penitentiary model, and embraces the possibility of redemption for these women.
traveling to Ohio / viajando a Ohio

Nonetheless, the protagonists won’t have time to enjoy the comfortable life of Marrisville. Because the Amazons, hot on their heels, have finally found them. Hero Brown tries to attack her own brother, Yorick. This is a dramatic moment that shows the other side of the coin. If convicts were able to rebuild their surroundings and live in peace, what happened with normal, decent people? As we’ve seen in earlier chapters, people in New York and Boston have been slaughtering each other. Hero Brown, who used to be a lovely girl, is now a ruthless fighter, willing to kill others if that guarantees her survival. Although the Amazons are defeated in the struggle, Sonia dies at the hands of Hero.

As usual, Vaughan does a magnificent job creating a unique world, unlike any post-apocalyptical alternative I’ve seen before and yet painfully close to our reality. Even in ruins, this is a world that still seems to go on. That combination is extraordinary. And that explains why the Chicago Sun-Times considers Vaughan’s work as “One of the best science fiction series of all time – in comics or any other medium”.

In addition to praising Pia Guerra’s consistent graphic efforts, I would like to highlight the immensely creative work of J.G. Jones, a truly spectacular cover artist able to transmit strong visual messages. His realistic painting techniques are a joy to behold. 
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Yorick & Sonia


Hero Brown is ready to attack / Hero Brown está lista para atacar
Vuestros instintos animales os dicen que debéis proteger al muchacho, pero preguntaros… ¿sois animales o sois mujeres?”. La mitad de la población mundial ha muerto. Todos los hombres de la Tierra han perecido, a excepción de Yorick Brown. Y en este mundo habitado exclusivamente por mujeres, ser el último hombre en la Tierra no es tarea fácil. De hecho, es algo bastante peligroso. 

En “Ciclos” (publicado en "Y: The Last Man" # 6 a 10, de febrero a junio del 2003), el dilema aún es el mismo. ¿Las mujeres quieren proteger a Yorick? ¿O quieren ponerle fin a su vida? Uno podría pensar que en cada mujer hay un instinto materno primordial que suprimiría las ansias de matar, sin embargo después del gran desastre, las mujeres se han vuelto más violentas que nunca. Yorick es perseguido por las Amazonas, un culto que busca purgar al mundo de la perniciosa influencia de los hombres. Él también es el blanco de la jefa militar Alter Tse’Elon.

En este escenario, Yorick, la agente 355 y la Dra. Mann van hasta Ohio en tren. Terminan en Marrisville, un pueblito distinto a todo lo que han visto antes. Es un refugio seguro con electricidad, agua y comida fresca. Es como el proverbial oasis en medio del desierto. Por primera vez en meses, Yorick se siente a salvo. En Marrisville, conoce a Sonia, y ella es la primera mujer en sentirse atraída por él, la primera que no tiene planes malévolos, ni estratagemas ocultas ni tendencias homicidas. Aunque sea brevemente, Yorick deja de ser un blanco al que disparar y se convierte en el objeto de deseo. 


the killing begins / comienza la matanza 
Yorick y Sonia tienen mucho en común, pero no hay tiempo para el romance. Yorick habla sobre su enamorada: “Beth fue la primera chica con la que dormí, ¿sabes? Ella fue la única mujer que me seguía queriendo cuando yo era simplemente un perdedor desempleado. Sólo por ello, creo que le debo un poco de lealtad”. ¿Es la lealtad lo que le impide tener sexo con Sonia? Para algunos lectores la verosimilitud de esta escena podría ser cuestionada (después de todo, ¿cómo podría el último hombre de la Tierra decirle no al sexo?), pero Brian K. Vaughan logra que funcione. Nos hace darnos cuenta de lo importante que Beth es para Yorick, y cómo a veces no todo puede reducirse al sexo.

Vaughan también hace que nos hagamos importantes preguntas. ¿Cómo puede existir un pequeño paraíso como Marrisville en un mundo en ruinas? ¿Por qué el resto de los Estados Unidos todavía está en caos y este pueblo de Ohio es tan prospero? La respuesta es revelada con prontitud a Yorick. Todas las mujeres que viven en este pueblo vienen de una penitenciaria de mujeres, todas son asesinas, ladronas, estafadoras, etc. Sin embargo, después de pasar años tras las rejas, también son una comunidad fuertemente unida. Ellas son organizadas, fuertes y hábiles. Siempre lo han sido. Y esa es la razón de su éxito. “Divierte y da miedo... una crítica profundamente creíble de la sociedad”, afirmó el Washington Post. Y ciertamente, Vaughan no huye de los temas políticamente incorrectos. Incluso la agente 355 critica el modelo carcelario estadounidense, y acepta la posibilidad de redención de estas mujeres. 


Yorick versus Hero
No obstante, los protagonistas no tendrán tiempo para disfrutar la cómoda vida de Marrisville. Porque las Amazonas siguen al acecho y, finalmente, los encuentran. Hero Brown intenta atacar a Yorick, su propio hermano. Este es un momento dramático que muestra el otro lado de la moneda. Si las convictas fueron capaces de reconstruir su entorno y vivir en paz, ¿qué le sucedió a la gente normal y decente? Como hemos visto en capítulos anteriores, la gente en New York y Boston se masacran entre sí. Hero Brown antes fue una chica adorable y ahora es una peleadora despiadada, dispuesta a matar a otros si eso garantiza su supervivencia. Aunque las Amazonas son derrotadas en la lucha, Sonia muere a manos de Hero.

Como siempre, Vaughan hace un magnífico trabajo al crear un mundo único, diferente a otras alternativas post-apocalípticas que he llegado a ver y, sin embargo, dolorosamente cercano a nuestra realidad. Incluso en ruinas, este es un mundo que parece seguir marchando hacia adelante. Esa combinación es extraordinaria. Y esto explica por qué el Chicago Sun-Times considera la obra de Vaughan como “Una de las mejores series de ciencia ficción de todos los tiempos – en cómic o en cualquier otro medio”.

Además de elogiar los consistentes esfuerzos gráficos de Pia Guerra, me gustaría resaltar el trabajo inmensamente creativo de J.G. Jones, un portadista realmente espectacular capaz de transmitir fuertes mensajes visuales. Es todo un disfrute contemplar sus técnicas pictóricas realistas.  


November 19, 2014

Y: The Last Man # 1-5 - Brian K. Vaughan & Pia Guerra

“Just because you’ve got a dick doesn’t mean that you’re invincible”. Truer words could not be found in the pages of “Unmanned” (published in Y: The Last Man # 1 through 5, from September 2002 to January 2003). Although, if we pause for a second, we’ll realize that, indeed, for most men, the possession of the phallus is always a way to legitimize their authority, to exert control or dominion over others. Now, I’ve never been the kind of guy that tries to impose his views or punch others in the face, but I understand macho rituals all too well.

“Unmanned” obliterates the alpha male concept, by eradicating billions of men around the world. In fact, every baby, child and adult with a Y chromosome simply dies at the beginning of the series. Not even male animals survive. Half the humans of the planet are gone, and with them millions of male mammals. Save for one exception. Well, two actually: Yorick Brown and his male monkey Ampersand.

The first chapter starts right before the great catastrophe. We get to meet the protagonist, Yorick Brown, a jobless twentysomething, an English major, an escape artist, and a guy deeply in love with a girl who is now living in Australia. I’ve read chapter one at least 3 times over the past few years, and it never ceases to amaze me. Brian K. Vaughan comes up with one of the best first issues I’ve read in my life, the kind that immediately makes you feel sympathetic towards the characters, intrigued by their secrets and dilemmas, fascinated by a whole new world, full of possibilities and conflicts. Because while we get to listen to Yorick’s conversation over the phone, we also have the opportunity to see what else is going on around the globe.

As an escape artist, Yorick does his Harry Houdini routine and, at the same time, talks with his girlfriend. He admits to her that he didn’t get the job he was applying for. It’s been over a year since his graduation and still he hasn’t been able to find a job. It doesn’t matter how many times I’ve read this issue, I can’t stop identifying with the protagonist. Maybe it’s because after studying Hispanic literature in college I’ve had the same career prospects as an English major (perhaps worse), maybe it’s because I’ve also been jobless for at least a year and I understand the frustration and the depression that comes with it. Or maybe, just maybe, it’s because I’ve also felt imprisoned, trapped, unable to go outside. Yorick Brown’s situation, however, is considerably more pathetic than mine: “Some days, I can’t even get past the front door. I’m the escape artist who can’t escape his apartment”.

Nevertheless, soon Yorick will have no other choice but to escape. And keep on fleeing. Because right in the middle of his phone call, all men in the world die simultaneously. To turn an already impressive premise into something even more shocking, Brian K. Vaughan shifts the focus of our attention. We get to see Washington DC and the political struggles of Congress representative Jennifer Brown (Yorick’s mother). In Nablus, north of Jerusalem, Colonel Alter Tse’Elon charges into battle. In Jordan, secret agent 355 recovers a strange and ancient amulet, she doesn’t understand why so many people would be willing to kill for it. In Boston, Massachusetts, Dr. Allison Mann attempts to give birth to a very special human clone. Hero Brown (Yorick’s sister) finds love in the firefighters department. All their lives, intertwined by the same disastrous event –the death of all men– are about to change drastically.
All men must die / todos los hombres deben morir

After the entire male population of the planet dies (except Yorick Brown), the world plunges into chaos. “495 of the Fortune 500 CEOs are now dead, as are 99% of the world’s landowners […] more than 95% of all commercial pilots, truck drivers and ship captains died […] Worldwide, 85% of all government representatives are now dead… as are 100% of Catholic priests, Muslim imams, and Orthodox Jewish rabbis”. Political and religious leaders are gone. It’s a brand new world. A world without leadership, but not a world without ambitions. Amidst the ruins of a civilization that has always revolved around the male figure, different political and civil groups start to coalesce.
Yorick fears he may be raped / Yorick teme ser violado

Yorick Brown immediately heads towards Washington. Throughout the journey, he must face against violent women. In some cases, he’s simply afraid he might get raped by them, in others his concerns are much worse. In Washington DC, the newly promoted Secretary of Agriculture, Margaret Valentine, assumes her role as President of the United States. The president and representative Jennifer Brown decide to assign agent 355 as Yorick’s personal bodyguard. Their mission: to find Dr. Allison Mann, a leading expert geneticist.

Every time someone discovers that Yorick is a man, problems begin. For instance, there is a fight against the Amazons, a group of radical women who are intent on destroying even the last vestiges of male influence in the world. Seen as a cult by some, and as a brainwashing society by others, the Amazons have quite a bad reputation. This, however, hasn’t prevented Hero Brown to join in and burn one of her boobs as part of the sacrificial rite demanded from all amazons. In Boston, Yorick and agent 355 find Dr. Mann, however her lab has been burned down. They don’t know it yet, but they are being hunted by a group of Amazons and by military leader Tse’Elon. The target is Yorick. They all want to kill the last man on Earth.

It’s hard to believe that over a decade ago I totally missed this. I didn’t buy Y: The Last Man and I regret that. Nevertheless, now I finally have the chance to read the critically acclaimed magnum opus of Brian K. Vaughan. Few times have I seen such a formidable example of narrative skills. Vaughan has always impressed me. Of course, he surrounds himself with talented people, such as cover artist J.G. Jones, a magnificent illustrator (probably one of the best cover artists in the American industry); and artist Pia Guerra surprises the readers with her splendid pencils (inked by José Marzán Jr. and colored by Pamela Rambo). “The best graphic novel I’ve ever read”, wrote Stephen King. Although I can’t agree with him until I finish reading the entire series, I have to say it is definitely one of the best inaugural arcs I’ve had the pleasure to read.
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Yorick and his overprotective mother / Yorick y su madre sobreprotectora

“Sólo porque tienes un pene no significa que eres invencible”. No podrán encontrar palabras más ciertas en las páginas de “Sin hombres” (publicado en "Y: The Last Man" # 1 a 5, desde setiembre del 2002 hasta enero del 2003). Aunque, si nos tomamos una breve pausa, nos daremos cuenta de que, en realidad, para muchos hombres la posesión del falo es siempre una forma de legitimar su autoridad, ejercer control o dominio sobre otros. Claro que no soy el tipo de hombre que intenta imponer su visión o darle de puñetazos a alguien, pero entiendo demasiado bien los rituales de macho.

“Sin hombres” elimina el concepto del macho alfa, al erradicar a billones de hombres alrededor del mundo. De hecho, cada bebé, niño y adulto con un cromosoma Y simplemente muere al inicio de la serie. Ni siquiera los animales sobreviven. Han dejado de existir la mitad de los humanos del planeta, y con ellos millones de mamíferos machos. Con una excepción. Bueno, en realidad dos: Yorick Brown y su mono macho Ampersand.

El primer capítulo empieza justo antes de la gran catástrofe. Nos familiarizamos con el protagonista, Yorick Brown, un veinteañero desempleado, con un título universitario en lengua inglesa, un artista de las fugas, y un chico profundamente enamorado de una chica que ahora está viviendo en Australia. He leído el capítulo uno al menos 3 veces en los últimos años, y nunca deja de asombrarme. Brian K. Vaughan logra uno de los mejores primeros números que he leído en mi vida, es un primero episodio que inmediatamente te hace sentir simpatía hacia los personajes, intriga por sus secretos y dilemas, fascinación por un mundo nuevo, lleno de posibilidades y conflictos. Porque mientras escuchamos la conversación telefónica de Yorick, también tenemos la oportunidad de ver qué más está pasando en el globo terráqueo. 
Hero Brown, Yorick's sister / Hero Brown, la hermana de Yorick

Como buen escapista, Yorick hace su rutina de Harry Houdini y, al mismo tiempo, habla con su enamorada. Él admite que no consiguió el trabajo al que estaba postulando. Ha pasado más de un año desde su graduación y todavía no ha sido capaz de encontrar empleo. No importa cuántas veces haya leído este número, no puedo dejar de identificarme con el protagonista. Quizás es porque después de estudiar literatura hispánica en la universidad he tenido los mismos prospectos profesionales que los de un egresado de lengua inglesa (tal vez peores), quizás es porque también he estado sin trabajo durante un año y entiendo la frustración y la depresión que esto conlleva. O quizás, quién sabe, es porque yo también me he sentido apresado, atrapado, incapaz de salir. La situación de Yorick Brown, sin embargo, es considerablemente más patética que la mía: “Algunos días, ni siquiera puedo abrir la puerta principal. Soy el artista de las fugas que no puede escapar de su departamento”.

No obstante, pronto Yorick no tendrá otra alternativa más que escapar. Y seguir huyendo. Porque justo a la mitad de su llamada, todos los hombres del mundo mueren simultáneamente. Para convertir una premisa impresionante en algo incluso más impactante, Brian K. Vaughan desplaza el foco de nuestra atención. Vemos Washington DC y las luchas políticas de la congresista Jennifer Brown (la madre de Yorick). En Nablus, al norte de Jerusalén, la coronel Alter Tse’Elon se alista para la batalla. En Jordania, la agente secreta 355 recupera un extraño y antiguo amuleto, ella no entiende por qué tanta gente está dispuesta a matar por ese objeto. En Boston, Massachusetts, la doctora Allison Mann intenta dar a luz a un clon humano muy especial. Hero Brown (la hermana de Yorick) encuentra el amor en el departamento de bomberos. Todas sus vidas, entrelazadas por el mismo evento desastroso –la muerte de todos los hombres– están a punto de cambiar drásticamente.

Después de que muere toda la población masculina del planeta (excepto Yorick Brown), el mundo se hunde en el caos. “495 de los 500 empresarios más adinerados ahora están muertos, al igual que el 99% de los propietarios de tierras […] murieron más del 95% de todos los pilotos comerciales, conductores de camiones y capitanes de barco […] A nivel mundial, 85% de todos los representantes gubernamentales ahora están muertos... al igual que el 100% de los curas católicos, imanes musulmanes y rabinos judíos ortodoxos”. Los líderes políticos y religiosos ya no existen. Este es un nuevo mundo. Un mundo sin liderazgo, pero no un mundo sin ambiciones. Entre las ruinas de una civilización que siempre giró en torno a la figura masculina, diferentes grupos civiles y políticos empiezan a tomar forma. 
Yorick and his girlfriend Beth / Yorick y su enamorada Beth

Yorick Brown se dirige inmediatamente hacia Washington. A lo largo de su viaje, debe enfrentarse contra mujeres violentas. En algunos casos, él simplemente teme que ellas lo puedan violar, en otros, sus preocupaciones son mucho peores. En Washington DC, la recientemente ascendida secretaria de agricultura, Margaret Valentine, asume su rol como presidenta de los Estados Unidos. La presidenta y la congresista Jennifer Brown deciden asignar a la agente 355 como la guardaespaldas personal de Yorick. Su misión: encontrar a la doctora Allison Mann, una experta en genética.

Cada vez que alguien descubre que Yorick es un hombre, los problemas empiezan. Por ejemplo, hay una pelea contra las Amazonas, un grupo de mujeres radicales que están determinadas a destruir incluso el último vestigio de influencias masculinas. Visto como un culto por algunos, y por otros como una sociedad que lava los cerebros, las Amazonas tienen una reputación bastante mala. Esto, sin embargo, no es impedimento para que Hero Brown se les una, luego de quemar una de sus tetas como parte del rito sacrificial demandado para todas las amazonas. En Boston, Yorick y la agente 355 encuentran a la Dra. Mann, sin embargo su laboratorio ha sido quemado. Ellos todavía no lo saben, pero están siendo cazados por un grupo de Amazonas y por la jefa militar Tse’Elon. El blanco es Yorick. Todas quieren matar al último hombre de la Tierra.

Es difícil creer que hace más de una década me perdiera de todo esto. No compré Y: The Last Man y me arrepiento de no haberlo hecho. No obstante, ahora finalmente tengo la oportunidad de leer el magnum opus de Brian K. Vaughan, aclamado por la crítica. Pocas veces he visto un ejemplo tan formidable de habilidades narrativas. Vaughan siempre me ha impresionado. Por supuesto, él se rodea con personas talentosas, como el portadista J.G. Jones, un magnifico ilustrador (probablemente uno de los mejores especialistas en portadas de la industria estadounidense); y la artista Pia Guerra sorprende a los lectores con sus espléndidos lápices (con tintas de José Marzán Jr. y colores de Pamela Rambo). “La mejor novela gráfica que he leído alguna vez”, escribió Stephen King. Aunque no puedo estar de acuerdo con él hasta que termine de leer toda la colección, debo decir que es definitivamente uno de los mejores arcos inaugurales que he tenido el placer de leer.

April 24, 2012

Saga # 1 - Brian K. Vaughan & Fiona Staples

Fiona Staples
The first issue of Y the Last Man was a masterpiece. Brian K. Vaughan proved back then that he was a very talented writer capable of creating an entire narrative universe. Then he captivated us again with the first issue of Runaways. And now, in March 2012, he shares with us Saga, a new creator-owned series; although it may not be as groundbreaking as the beginning of Y the Last Man or Runaways, this is still quite a solid first issue.

The protagonists are Marko and Alana; she comes from a planet named Landfall, and he comes from that planet’s one and only satellite, Wreath. Landfall and Wreath are at war “but because the destruction of one would only send the other spinning out of orbit, both sides began to outsource combat to foreign lands”. Throughout the galaxy, every alien species has to pick a side, planet or moon, but in the end, the horrors of war are the one true constant.

As Doris Sommer explained once, heterosexual romances can be allegories for cultural consolidation. Marko and Alana have a daughter, Hazel, and she’s the bringer of hope in a galaxy overrun with interstellar conflicts. According to Sommer, star-crossed lovers represent particular religions and races: Marko has strong ties with magic, and horns in his head; Alana relies more on technology, and has wings in her back; their daughter is the amalgamation of this two different cultures and physiologies.
Marko & Alana

In a solar system defined by division and dispute, Brian K. Vaughan resolves religious, racial and social differences with this “natural” love. In Sommer’s words: the “passion for conjugal and sexual union spills over to a sentimental readership”, a readership that would ideally demand for such a union to occur. By allegorizing issues of the protagonists’ homeworlds into an erotic romance, the young couple effectively dissolves the boundaries between public and private spheres. “The pitch of sentiment rises along with the cry of commitment”, Sommer ascertains, “so that the din makes it ever more difficult to distinguish between our erotic and political fantasies for an ideal ending”. Furthermore, the obstacles that the lovers encounter reinforce their desire to reproduce and reaffirm their “love for the possible nation in which their relationship could be consummated”. Therefore it is fitting that the obstacles presented by Baron Robot of the Coalition Forces -and other enemies- are of a public nature.

Fiona Staples is Saga’s artist, and her cover for the first issue is delicate and quite exquisite. The anatomy of the characters has been carefully rendered, and their posture conveys a strong personality and a well-defined attitude. A few months ago, when the cover was first announced, I remember some people complained about it because it showed Alana breastfeeding her baby; well, even if I hadn’t known who the author was, I would have probably preordered this issue just because of that. Besides, I really liked what I was seeing. Nevertheless, the interior art is a bit rushed, unpolished even; I’m absolutely convinced that this isn’t an example of artistic negligence but rather an attempt for experimentation that doesn’t quite click for me. 

Here’s hoping that, in future issues, Fiona Staples will pleasantly surprise me as she has done many a time in the past.
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Coitus interruptus

El primer número de "Y the Last Man" fue una obra maestra. Brian K. Vaughan demostró entonces que era un escritor muy talentoso capaz de crear un universo narrativo total. Luego, nos volvió a cautivar con el primer ejemplar de "Runaways". Y ahora, en marzo de 2012, nos entrega Saga, una nueva serie; aunque no sea tan innovadora como el inicio de "Y the Last Man" o "Runaways", se trata de un comienzo bastante sólido.

Los protagonistas son Marko y Alana; ella viene de un planeta llamado Landfall, y él viene de la única luna de ese planeta, Wreath. Landfall y Wreath están en guerra "pero como la destrucción de uno de ellos causaría que el otro se salga de órbita, ambos lados empezaron a exportar el combate hacia tierras extranjeras". A través de la galaxia, cada especie alienígena debe elegir un bando, planeta o luna, pero al final, los horrores de la guerra son la única constante cierta.

Como Doris Sommer explicó alguna vez, los romances heterosexuales pueden ser alegorías de la consolidación cultural. Marko y Alana tienen una hija, Hazel, y ella es la portadora de la esperanza en una galaxia doblegada por los conflictos interestelares. De acuerdo a Sommer, los amantes de diferente origen representan religiones y razas particulares: Marko tiene fuertes lazos con la magia, y cuernos en su cabeza; Alana confía más en la tecnología, y tiene alas en la espalda; estas dos culturas y fisiologías diferentes se amalgaman en su hija.
art by Fiona Staples / arte de Fiona Staples

En un sistema solar definido por la división y la disputa, Brian K. Vaughan resuelve las diferencias religiosas, raciales y sociales con este amor "natural". En las palabras de Sommer: la "pasión por la unión conyugal y sexual se derrama hacia una lectoría sentimental", hacia lectores que idealmente exigirían que semejante unión ocurra. Al alegorizar problemas de los mundos de los protagonistas en un romance erótico, la joven pareja efectivamente disuelve los límites entre las esferas privadas y públicas. "El terreno del sentimiento se alza junto con el grito del compromiso", señala Sommer, "para que el clamor dificulte la distinción entre nuestras fantasías eróticas y políticas por un final ideal". Más aún, los obstáculos que los amantes encuentran refuerzan su deseo por reproducirse y reafirman su "amor por la nación posible en la que su relación pueda se consumada". Tiene sentido, por lo tanto, que los obstáculos presentados por el Barón Robot de la Coalición de Fuerzas -y otros enemigos- sean de naturaleza pública.

La artista de Saga es Fiona Staples, y su portada para el primer número es delicada y bastante exquisita. La anatomía de los personajes ha sido cuidadosamente representada, y sus posturas transmiten una fuerte personalidad y una actitud bien definida. Hace un par de meses, cuando la portada fue anunciada, algunas personas se quejaron porque mostraba a Alana dándole de lactar a su bebé; bueno, incluso aunque no hubiese conocido a la autora, hubiera comprado “Saga” justamente por eso. Me gustó lo que veía. No obstante, las páginas del cómic en sí son un tanto apresuradas, incluso desprolijas; estoy absolutamente convencido de que esto no es un ejemplo de negligencia artística sino un intento de experimentación que no termina de convencerme. 
my sketch / mi boceto

Espero que en futuras entregas, Fiona Staples me sorprenda gratamente, como ha hecho más de una vez en el pasado.