February 27, 2013

The Manhattan Projects - Jonathan Hickman & Nick Pitarra


In the 40s, president Franklin Delano Roosevelt authorized the “Manhattan Project”, an ultra-secret government initiative that had one goal: the invention and eventual deployment of the first nuclear bomb. Writer Jonathan Hickman expands this premise by asking himself one very interesting question: what if instead of one project (the atomic bomb) there were many other top secret projects being developed simultaneously?

And that is how “The Manhattan Projects” -note the plural- begins, deeply entrenched in conspiracy theories and revolutionary science. Of course, Hickman’s imagination surpasses the limits of historical correctness, but that’s alright, because this isn’t a documentary but rather a thought-provoking and beguiling work of fiction.


In real life, Doctor J. Robert Oppenheimer was in charge of the scientific aspects of the Manhattan Project. In Hickman’s new series, Oppenheimer is a rather psychotic scientist with a multiple personality disorder; although quite fond of cannibalism, he’s not the only crazy scientist here. Albert Einstein has been caged for so long in government facilities that he no longer communicates with his peers, and his dependence on whisky has increased considerably. Feynman, on the other hand, is presented like an egocentric, narcissistic and conniving man. 


It doesn’t matter if Hickman is changing the history and turning some of the most respected geniuses of the 20th century into a motley crew of misfits. What matters is that, somehow, we feel transported to a world that could have been, to a reality in which Oppenheimer, Einstein and Feynman are forced to work together. And having so many geniuses in the same room can only produce the wildest inventions ever. 


As the first trials of nuclear devices are carried out in the desert of New Mexico, president Franklin Delano Roosevelt dies and is replaced by freemason Harry Truman. Nevertheless, the body of the president is quickly sent to the laboratories of the Manhattan Project and his consciousness is transferred into a series of recording devices and magnetophonic tapes, and thus the first Artificial Intelligence is born… decades before the computer age.


Time and time again The Manhattan Projects reminds us of true historical facts while reinventing them constantly, in very imaginative and entertaining ways. This is surely Jonathan Hickman’s most ambitious series to date, and he has succeeded in exploring science fiction beyond the usual zone of comfort of more mainstream writers. He has also recreated the American fear of communism, and it’s clear that the Soviet Union and the Empire of Japan are enemies. But they are the least of their worries, as something menacing arrives from outer space.

Oppenheimer in his youth / Oppenheimer en su juventud

I must say I particularly enjoyed the references to past extraterrestrial visits which took place in Roswell and Tunguska (and we also have evidence that scientist Enrico Fermi is an alien disguised as a human being). There’s a violent encounter between Oppenheimer and an insectoid alien, who ends up being devoured by the scientist. Von Braun, one of the most respected Nazi scientists hasn’t finished his interplanetary rocket, so Feynman helps Einstein and together they reactivate an inter-dimensional portal that leads them to the insectoid planet. Only Earth’s brightest intellects can figure out how to destroy an entire alien species in a matter of minutes… and they succeed spectacularly. There are advanced civilizations in countless alien worlds in the Milky Way, and for a group of paranoid and neurotic scientists, they all pose a threat. So it’s great to see the most brilliant minds of the 20th century working together to find a solution for a problem that is as huge as the galaxy. And this is only the beginning. 


Definitely this is one of Image’s best ongoing titles right now and also my favorite Hickman’s work. The artist is Nick Pitarra, who had already worked with the writer in Image’s miniseries “Red Wing”. Nick has exceled in creating a unique look for all the protagonists, and he has found the way to highlight the physical traits of real people (Roosevelt, Einstein, Oppenheimer, Feynman, etc.) without turning them into exact replicas… we can instantly recognize them but we also perceive them through the artist’s sensibility. I detect a certain stylistic similitude with Chris Burnham, and that makes Nick’s art even more appealing to the eye.

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Franklin Delano Roosevelt

En los años 40, el presidente Franklin Delano Roosevelt autorizó el "Proyecto Manhattan", una iniciativa ultra-secreta del gobierno con una sola meta: inventar y luego probar la primera bomba nuclear. El escritor Jonathan Hickman expande esta premisa haciéndose a sí mismo una muy interesante pregunta: ¿qué hubiese sucedido si en lugar de un proyecto (la bomba atómica) se hubiesen desarrollado simultáneamente muchos otros proyectos secretos? 


Y este es el inicio de "Los Proyectos Manhattan", enraizados profundamente en teorías conspiratorias y ciencia revolucionaria. Por supuesto, la imaginación de Hickman sobrepasa los límites de la precisión histórica, pero no hay problema, porque esto no es un documental sino un cautivador trabajo de ficción que nos invita a reflexionar.


En la vida real, el doctor J. Robert Oppenheimer estaba a cargo de los aspectos científicos del Proyecto Manhattan. En la nueva serie de Hickman, Oppenheimer es más bien un científico psicótico con un desorden de personalidad múltiple; aunque es muy adepto al canibalismo no es el único científico loco. Albert Einstein ha estado enjaulado por tanto tiempo en las instalaciones del gobierno que ya no se comunica con sus colegas, y su dependencia al whisky ha aumentado considerablemente. Feynman, por otro lado, es presentado como un sujeto taimado, narcisista y egocéntrico.

Einstein drinking whisky in the presence of Feynman /
Einstein tomando whisky en presencia de Feynman

No importa si Hickman está cambiando la historia y convirtiendo a algunos de los más respetados genios del siglo XX en una patrulla de desadaptados. Lo que importa es que, de algún modo, nos sentimos transportados a un mundo que pudo haber sido, a una realidad en la que Oppenheimer, Einstein y Feynman son obligados a trabajar juntos. Y tener a tantos genios en la misma habitación sólo puede dar como resultado los más locos inventos. 


Cuando son realizadas las primeras pruebas con artefactos nucleares en el desierto de Nuevo México, el presidente Franklin Delano Roosevelt muere y es reemplazado por el masón Harry Truman. No obstante, el cuerpo del presidente es rápidamente enviado a los laboratorios del Proyecto Manhattan y su conciencia es transferida a una serie de aparatos de grabación y cintas magnetofónicas, y de este modo nace la primera inteligencia artificial... décadas antes que la primera computadora. 

Destroying an alien world / destruyendo un mundo alienígena

Una y otra vez, "The Manhattan Projects" nos recuerda hechos históricos reales mientras que los reinventa constantemente, de manera muy imaginativa y entretenida. Sin duda, esta es la serie más ambiciosa de Jonathan Hickman y ha tenido éxito en explorar la ciencia ficción más allá de la cómoda zona de escritores más conservadores. También ha recreado el miedo norteamericano hacia el comunismo, y es evidente que la Unión Soviética y el Imperio de Japón son enemigos. Pero ellos son la menor de las preocupaciones, y es que algo amenazador llega desde el espacio exterior.


Debo decir que disfruté en particular con las referencias a visitas extraterrestres pasadas que tuvieron lugar en Roswell y Tunguska (y también tenemos evidencia de que el científico Enrico Fermi es un alien disfrazado de ser humano). Hay un violento encuentro entre Oppenheimer y un alienígena insectoide, que termina siendo devorado por el científico. Von Braun, uno de los científicos nazis más respetados no ha terminado su cohete interplanetario, así que Feynman ayuda a Einstein y juntos reactivan un portal inter-dimensional que los lleva al planeta insectoide. Sólo los más brillantes intelectos de la Tierra pueden idear la forma de destruir a toda una especie alienígena en cuestión de minutos... y tienen un éxito espectacular. Hay civilizaciones avanzadas e incontables mundos en la Vía Láctea, y para un grupo de científicos neuróticos y paranoicos, todos representan una amenaza. Así que es grandioso ver a las mentes más brillantes del siglo XX trabajando al unísono para encontrar una solución a un problema tan gigantesco como la galaxia. Y esto es sólo el comienzo.


Definitivamente, este es uno de los mejores títulos actuales de Image, y también mi obra favorita de Hickman. El artista es Nick Pitarra, quien ya había trabajado con el escritor en la miniserie de Image “Red Wing”. Nick se ha superado a sí mismo creando un diseño único para todos los protagonistas, y ha encontrado la forma de resaltar los rasgos físicos de personas reales (Roosevelt, Einstein, Oppenheimer, Feynman, etc.) sin convertirlos en réplicas exactas... podemos reconocerlos instantáneamente pero también los percibimos a través de la sensibilidad del artista. Detecto una cierta similitud estilística con Chris Burnham, y eso hace que el arte de Nick sea incluso más atractivo para la vista.


February 25, 2013

Swamp Thing # 40, 41 & 42 - Moore, Bissette, Alcalá & Totleben

Stephen Bissette & John Totleben
Lycanthropy is associated with lunar cycles. The full moon exacerbates the beast within. But what happens when, instead of a traditional werewolf, we have a wolf-woman? Does the lunar cycle stimulate her in the same manner? Or does her menstruation cycle affect her bestial transformation? 

After destroying a covenant of aquatic vampires, John Contantine asks Swamp Thing to embark on another adventure. This time, however, there are no evil creatures, just a woman scorned and humiliated by her sexist husband. Alan Moore explains the practices of the native American Indians and how they used to temporarily exile menstruating women. There is a stigma associated with the female condition and the blood of the reproductive cycle. 

In the story, a husband makes fun of his wife, telling her that the Indians were smart enough to get rid off women during “that time of the month”. Moore presents a middle class couple and their middle class neighbors. Men joke around about pre-menstrual-syndrome and the infinite patience required to deal with that. Women simply set the table and clean the dishes. Have things changed after 28 years? I seriously doubt that. Men still feel more comfortable with machismo and women are still slightly discriminated in our phallocentric society. In most countries, including my own, women earn less money than men despite the fact of having the same educational background. Cases of domestic violence continue to arise, and it is still women who get injured at the hands of their husbands. Every TV ad about cleaning products keeps showing the same image: a docile housewife whose only purpose in life is to do the laundry. It’s amazing, and we’re supposed to be in the 21st century.

When “The Curse” was published in Swamp Thing # 40 (September 1985), many readers were scandalized by the story. Besides, the Comics Code Authority strictly forbade sex and all related subjects. Therefore menstruation was a taboo. Nevertheless, Karen Berger decided to publish the story anyway, and today, almost three decades later, it still remains as a justified admonition. Stephen Bissette and John Totleben drew some truly spectacular pages here, my favorite is probably the confrontation between Swamp Thing and the wolf-woman, the immobile and monstrous bodies before the struggle and the intricately detailed close up of the last two panels. 


I would like to say that after 30 years no such thing as racism exists. But of course, if I say that I would be lying. “Southern Change” (Swamp Thing # 41) starts with the harmless arrival of a television crew. They’re filming a new soap opera in the plantations of Louisiana. Local people have been hired as extras and even Abby Arcane visits the set. However, the presence of the living greatly disturbs the dead: “What do they think about, in their beds beneath the ground? What do the dead people think about?”. Surely they remember... hundreds of black slaves, tortured, mutilated, murdered, think about their white masters. When Abby talks about the irony of having the descendants of those black slaves acting as black slaves in a TV show only to receive a meager paycheck, she asks the Swamp Thing if that is sad or funny. “It is human”, it’s his reply. The artist is again Stephen Bissette, but since John Totleben was busy producing a beautifully painted cover, the guest inker here is Alfredo Alcalá. Alfredo provides a much needed strength and rudeness to the artist’s pencils, expressing all the rage and hatred between black and white people. 

“Strange Fruit” has one of the best initial pages I have read in my life. The skeleton of a black slave, buried centuries ago, cannot rest. He wants to yawn but he’s afraid to lose his jaw in the process, he can’t raise his hand to “rub the cobwebs” from his eye sockets. He feels the formation of fungus for fifty years, he counts the insects that walk over his bones, he names them, one by one, inventing “dynasties” of bugs, he does everything he can, but eventually he realizes that it is impossible to sleep, and he starts moving. And next to him, in the coffins of the cemetery, all the dead awake, anxious, longing for freedom: “The pain cannot be buried and forgotten. The pain cannot remain in the past or hidden beneath the soil. That which is buried is not gone. That which is planted will grow”. The result of centuries of slavery is no longer buried, and the few white men that remain in the plantations will soon fall prey of an army of living dead. Swamp Thing manages to burn down most of the zombies, but a few of them escape. In the final page, one of them “finds coffin-like comfort working the ticket booth in a grindhouse theater”, coming from another era, he feels more than satisfied making minimal wage and having no benefits or rights, his employer knows that he’s exploiting this odd looking man, but he’s so happy about finding a hardworking man that will never complain about anything. 

The penciler of “Strange Fruit” is Stephen Bissette, and his inker this time is Ron Randall. In the preface of this volume, Stephen explains that the last page of this issue made him realize something: “it still resonates with the reality of what I was living at the time. Unlike the zombie ticket seller I wasn’t happy feeling boxed in” and so after two years of non-stop work Stephen finally decided that it was time to take a rest. He would only stay until the end of the American Gothic saga. And thus begins the end of an era.  
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Against a wolf-woman / contra la mujer lobo

La licantropía está asociada a los ciclos lunares. La luna llena exacerba a la bestia interior. Pero ¿qué sucede cuando, en vez de un hombre lobo tradicional, tenemos a una mujer lobo? ¿El ciclo lunar la estimula de la misma manera? ¿O su transformación bestial es afectada por el ciclo de la menstruación?

Después de destruir a un clan de vampiros acuáticos, John Contantine le pide a Swamp Thing que se embarque en otra aventura. Esta vez, sin embargo, no hay criaturas malignas, sólo una mujer denigrada y humillada por su esposo machista. Alan Moore explica las prácticas de los indios norteamericanos nativos y cómo solían exiliar temporalmente a las mujeres cuando menstruaban. Hay un estigma asociado con la condición femenina y la sangre del ciclo reproductivo. 

En la historia, un marido se burla de su esposa, diciéndole que los indios tenían la astucia suficiente para deshacerse de sus mujeres durante "ese periodo del mes". Moore presenta a una pareja de clase media y a sus vecinos de clase media. Los hombres bromean sobre el síndrome pre-menstrual y la infinita paciencia requerida para lidiar con esto. Las mujeres simplemente ponen la mesa y lavan los platos. ¿Han cambiado las cosas después de 28 años? Realmente lo dudo. Los hombres todavía se sienten más cómodos el machismo y las mujeres son levemente discriminadas en nuestra sociedad falocéntrica. En la mayoría de países, incluyendo el mío, las mujeres ganan menos que los hombres a pesar de contar con el mismo nivel educativo. Los casos de violencia doméstica continúan aumentando, y todavía son las mujeres las que son golpeadas por sus esposos. Todos los comerciales de televisión sobre productos de limpieza siguen mostrando la misma imagen: una ama de casa dócil cuyo único propósito en la vida es lavar la ropa. Es asombroso, y se supone que estamos en el siglo XXI. 
Stephen Bissette & Alfredo Alcalá

Cuando “La maldición” fue publicada en Swamp Thing # 40 (setiembre de 1985), mucho lectores se escandalizaron. Además, la Autoridad del Código de los Cómics prohibía estricta-mente el sexo y todo tema sexual. La menstruación era un tabú. No obstante, Karen Berger decidió publicar la historia de todos modos, y hoy en día, casi tres décadas después, sigue siendo una denuncia justificada. Stephen Bissette y John Totleben dibujan algunas páginas realmente espectaculares, mi favorita es probablemente la confrontación entre Swamp Thing y la mujer-lobo, los cuerpos monstruosos e inmóviles antes de la lucha y el acercamiento detallado en los últimos dos paneles. 
night of the living dead / la noche de los muertos vivientes

Me gustaría decir que después de 30 años el racismo no existe. Pero, por supuesto, si dijera eso estaría mintiendo. "Cambio sureño" (Swamp Thing # 41) empieza con la inofensiva llegada de unos productores de televisión. Están filmando una nueva telenovela en las plantaciones de Louisiana. Los lugareños han sido contratados como extras e incluso Abby Arcane visita el set. Sin embargo, la presencia de los vivos perturba en gran medida a los muertos: "¿En qué piensan, en sus lechos bajo tierra? ¿En qué piensan los muertos?". Seguramente recuerdan... cientos de esclavos negros, torturados, mutilados, asesinados, piensan en sus amos blancos. Cuando Abby habla sobre la ironía de tener a los descendientes de esclavos negros actuando como esclavos negros en un show de televisón sólo para recibir un mísero cheque, ella le pregunta a Swamp Thing si eso es triste o chistoso. "Es humano" es su respuesta. El artista es de nuevo Stephen Bissette, pero como John Totleben estaba ocupado produciendo una hermosa portada pintada, el entintador invitado es Alfredo Alcalá. Alfredo provee una muy necesaria fuerza y rudeza a los lápices del artista, expresando así toda la ira y el odio entre negros y blancos. 
the revenge of the black slaves / la venganza de los esclavos negros
Strange Fruit / Fruto extraño
“Fruto extraño” tiene una de las mejores páginas iniciales que he leído en mi vida. El esqueleto de un esclavo negro, enterrado hace siglos, no puede descansar. Quiere bostezar pero teme perder su quijada en el proceso, no puede levantar su mano para "frotar las telarañas" de las cuencas vacías de sus ojos. Siente la formación de hongos por cincuenta años, cuenta los insectos que caminan sobre sus huesos, los nombra, uno por uno, inventando "dinastías" de bichos, hace todo lo que puede, pero finalmente se da cuenta de que es imposible dormir. Y empieza a moverse. Y junto a él, en los ataúdes del cementerio, todos los muertos se despiertan, ansiosos, clamando libertad: "El dolor no puede ser enterrado ni olvidado. El dolor no puede permanecer en el pasado ni oculto bajo tierra. Aquello que está enterrado no se ha ido. Aquello que está plantado crecerá". El resultado de siglos de esclavitud ya no está enterrado, y los pocos hombres blancos que permanecen en las plantaciones pronto serán presas de un ejército de muertos vivientes. Swamp Thing se las arregla para quemar a muchos de los zombis, pero algunos escapan. En la página final, uno de ellos "encuentra la comodidad propia de un ataúd trabajando en la taquilla de un lúgubre cine", al venir de otra era, se siente más que satisfecho con el salario mínimo y la ausencia de derechos o beneficios laborales, su empleador sabe que esto es explotación, pero está tan feliz de encontrar a un hombre trabajador que nunca se quejará de nada. 

Los lápices de “Fruto extraño” son de Stephen Bissette, y las tintas esta vez son de Ron Randall. En el prefacio de este volumen, Stephen explica que la última página de este número lo hizo darse cuenta de algo:  "todavía resuena con la realidad de lo que estaba viviendo en ese momento. A diferencia del zombi de la taquilla, yo no era feliz sintiéndome encasillado" y así, después de dos años de trabajo sin parar, Stephen finalmente decidió que era hora de descansar. Sólo se quedaría hasta el final de la saga American Gothic. Y de este modo empieza el fin de una era.

February 22, 2013

Swamp Thing # 38 & 39 - Moore, Woch & Bissette

Stephen Bissette & John Totleben
There is a town of the living and there is a town of the dead. On the surface, adults go to work each day while their kids go to school. Below the surface, in the deep and dark waters of Rosewood, the undead are ready to send their offspring into our world.

The first pages of “Still Waters” are quite relevant. We see a group of jovial teenagers running towards the unmoving Rosewood lake: “The boys are running down to the water, laughing and punching each other, goose-fleshed in the cold gold of the hollow sunlight”. These young boys are exploring their own bodies, touching themselves in jest, ready to jump naked into the freezing waters of a lake that no one else dares to approach. But neither their corporal heat nor their youthful exuberance can save them. Soon, they learn why everyone is so fearful about this place, as one of them becomes the victim of a covenant of underwater vampires.

Indeed, if vampires are undead creatures, they don’t need oxygen as we do. Thus living underwater makes perfect sense: the deeper you sink into the water, the darker it gets. At some point, sunlight disappears and so these vampires live in a “weightless twilight”. In Rosewood lake it’s always night. The vampire covenant is feeding their queen with fresh blood, she’s about to give birth to a new generation of blood-sucking creatures, but this time the horror will not take human form.   

John Constantine warns Swamp Thing about this new evil and sends him to Rosewood. Two years ago Swamp Thing had been in this vampire-infested town, and after a flood everyone assumed the vampires had been destroyed (this story took place on Swamp Thing # 3 and was written by Martin Pasko). Under Constantine’s guidance, Swamp Thing discovers that he can materialize a new body anywhere in the planet. So he simply lets his body disintegrate in Louisiana and he reintegrates it in the woods of Illinois.

In “Fish Story” we see the parents looking for their kids, and we also witness the arrival of a new generation of vampiric monsters. Inside the lake, Swamp Thing fights against a horde of vampires; instead of hemoglobin he has chlorophyll in his plant-like veins so they can’t harm him but they are so many that he can’t kill them one by one. It would seem like a standstill, until Swamp Things understands that he’s thinking like a human and fighting like a human, something he clearly isn’t. So instead of using his fists he concentrates and rematerializes his body all around Rosewood lake, he rises, as big and tall as a mountain, and all the water of the lake washes down the valley, and so the sunlight and the violent current movements are enough to exterminate all of Rosewood vampires.  
a reckless group of teenagers / un imprudente grupo de adolescentes

vampires live under water / los vampiros viven bajo el agua

The penciler in “Still Waters” is Stan Woch, and the inker, as usual, is John Totleben. Stan Woch does an absolutely amazing work. The sequence with the boys jumping into the lake is so vivid, so enthu-siastic, one can almost hear the water splashing. The artist makes this group of boys come to life, and at the same time, he creates a very threatening group of underwater vampires. Perhaps his most innovative design is that of the queen of the vampires, an obese and pale woman that looks strangely feminine and yet, very inhuman at the same time. In “Fish Story” Stephen Bissette returns, creating pages of unparalleled beauty. 

In the prologue of this trade paperback, Stephen Bissette explains how on many occasions Alan Moore accepted the suggestions of the artistic team: Bissette and Totleben had been proposing stories when Martin Pasko was the writer, but none had been taken into account. Moore, however, introduced all these seemingly loose plot threads and created “American Gothic”, a saga defined as “a kind of Ramsey Campbell version of Easy Rider”. Around this time, Bissette decided that he would be leaving the title after issue 50. He had a daughter and his wife was pregnant again, and raising a family demanded a lot of hours, time he didn’t have as he was struggling to keep up with deadlines; he mentions his “eternal inability to crank out 23 pages in as many days”. He had been replaced before by other artists, but eventually he decided he couldn’t keep up with the pace. That’s something completely understandable, especially now that it’s rare to find a single artist in Marvel or DC able to complete a 22 page comic book in a month, that’s why artistic teams today are in constant flux, staying on a title for a few issues to be rapidly replaced by other people. Personally, after collaborating with at least 4 different artists for my own stories, I’ve realized that it isn’t feasible to demand your artist to complete something in a month so what I’ve done is taking me precautions and producing always less than 12 stories a year. However, in the 80s, the monthly schedule had to be maintained no matter what.  
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one of the kids is the victim / uno de los chiquillos es la víctima

Hay un pueblo de los vivos y hay un pueblo de los muertos. En la superficie, los adultos van a trabajar a diario mientras sus hijos van al colegio. Bajo la superficie, en las oscuras y profundas aguas de Rosewood, los no-muertos están listos para enviar su progenie a nuestro mundo.

Las primeras páginas de “Aguas quietas” son bastante relevantes. Vemos a un grupo de joviales adolescentes que corren hacia el inmóvil lago Rosewood: "Los chicos están corriendo hacia al agua, riendo y golpeándose unos a otros, con la carne de gallina bajo el frío oro de la pálida luz solar". Estos chiquillos están explorando sus propios cuerpos, tocándose en broma, listos para saltar desnudos en las heladas aguas de un lago al que nadie más se atreve a visitar. Pero ni el calor de sus cuerpos ni su exuberancia juvenil puede salvarlos. Pronto, entienden por qué todos le tienen miedo a este lugar, y es que uno de ellos se convierte en la víctima de un clan de vampiros que viven bajo el agua. 

De hecho, si los vampiros son criaturas no-muertas, no necesitan oxígeno. Por lo tanto, vivir bajo el agua tiene sentido: mientras más profundo nadas, más oscuro es el entorno. En algún momento, la luz del sol desaparece así que estos vampiros viven en un "crepúsculo sin peso". En el lago Rosewood siempre es de noche. El clan de vampiros alimenta a su reina con sangre fresca, ella está a punto de parir a una nueva generación de criaturas chupadoras de sangre, pero esta vez el horror no tendrá forma humana.
a new race of vampires / una nueva raza de vampiros

John Constan-tine advierte a Swamp Thing sobre estos nuevos engendros y lo envía a Rosewood. Hace dos años Swamp Thing había estado en este pueblo infestado de vampiros, y luego de una inundación todos asumieron que los vampiros habían sido destruidos (esta historia ocurrió en Swamp Thing # 3 y fue escrita por Martin Pasko). Bajo la guía de Constantine, Swamp Thing descubre que puede materializar un nuevo cuerpo en cualquier lugar del planeta. Así que simplemente deja que su cuerpo se desintegre en Louisiana para reintegrarlo en los bosques de Illinois. 

En “Historia de pescados” vemos a los padres buscando a sus hijos, y somos testigos de la llegada de una generación de monstruos vampíricos. Dentro del lago, Swamp Thing pelea contra una horda de vampiros; en vez de hemoglobina, él tiene clorofila en sus venas así que no le pueden hacer daño pero ellos son tantos que él no puede matarlos uno por uno. Parecería un empate, hasta que Swamp Thing entiende que está pensando como un humano y luchando como un humano, algo que él no es. Así que en vez de usar sus puños se concentra y materializa su cuerpo alrededor del lago de Rosewood, y se levanta, tan grande y alto como una montaña, y toda el agua del lago se precipita hacia abajo, hacia el valle, y de este modo la luz solar y los violentos movimientos de la corriente son suficientes para exterminar a todos los vampiros de Rosewood.
Swamp Thing intervenes / Swamp Thing interviene

El artista de “Aguas quietas” es Stan Woch, y el entintador, como siempre, es John Totleben. Stan Woch hace un trabajo absoluta-mente maravilloso. La secuencia con los muchachos saltando al lago es tan vívida, tan entusiasta, que uno casi puede oír el chapoteo del agua. El artista hace que este grupo de chiquillos cobre vida, y al mismo tiempo, crea a un muy amenazador grupo de vampiros acuáticos. Tal vez su diseño más innovador es el de la reina de los vampiros, una obesa y pálida mujer que se ve extrañamente femenina y aún así, muy inhumana al mismo tiempo. En “Historia de pescados” Stephen Bissette regresa, y crea páginas de incomparable belleza.

En el prólogo de este tomo recopilatorio, Stephen Bissette explica cómo, en muchas ocasiones, Alan Moore aceptó las sugerencias de su equipo artístico: Bissette y Totleben habían propuesto historias cuando Martin Pasko era el escritor, pero ninguna había sido tomada en cuenta. Moore, sin embargo, introdujo todos estos elementos argumentales aparentemente inconexos y creó “American Gothic”, una saga que definió como “una especie de ‘Easy Rider’ en versión de Ramsey Campbell”. En esta época, Bissette decidió que dejaría el título después del número 50. Él tenía una hija y su esposa estaba embarazada de nuevo, y criar una familia demandaba muchas horas, tiempo que no tenía ya que estaba luchando para mantenerse al día con las fechas de entrega; él menciona su "eterna incapacidad de completar 23 páginas en igual cantidad de días". Ya había sido reemplazado antes por otros artistas, pero eventualmente decidió que no podía seguir con ese ritmo. Algo del todo comprensible, especialmente ahora que es raro encontrar a un artista, ya sea en Marvel o DC, capaz de terminar un cómic de 22 páginas al mes, y es por eso que los equipos artísticos hoy en día están en constante fluctuación, quedándose por pocos números en algún título sólo para ser rápidamente reemplazados después. Personalmente, después de colaborar con al menos 4 artistas diferentes para mis historias, me he dado cuenta de que no es factible demandarle a un artista que complete todo lo que uno quiere en un mes, así que lo que he hecho es tomar mis precauciones y producir menos de 12 historias al año. Sin embargo, en los 80, la periodicidad mensual debía mantenerse a toda costa.

February 19, 2013

Saga of the Swamp Thing # 35, 36 & 37 - Moore, Bissette & Totleben



Stephen Bissette & John Totleben
Could you put a price to the life of your children? Can everything in this world be bought or sold? These quandaries are common in today’s society, and I imagine Alan Moore must have been musing about it before he sat down to write “The Nukeface Papers”, which was published in Saga of the Swamp Thing # 35 and 36 in April and May, 1985.

Everything begins in a peaceful afternoon. Abby is sleeping next to Swamp Thing, the trees are blossoming, the flowers are colorful and the only odd intruders are the newspaper pages that have been thrown away: “He watches the sheets of newsprint flap like huge moths, crippled by their own weight, hopping clumsily amongst the black trees. Their pages are full of obsolete tragedies and discarded faces; all the carefully logged hysteria of a world he no longer belongs to”. 


And then, a couple of miles away, an old man nicknamed Nukeface runs into a young runaway. Nukeface is clearly a homeless drunk, and he immediately starts drinking a strange glowing fluid while he talks about Pennsylvania and the way a certain company disposed of their nuclear wastes. Contamination is part of our life, but sometimes we forget how serious the consequences are, especially when corporative responsibility is a scarce virtue. There have been films –like Steven Soderbergh’s Erin Brokovich– that show the tremendous cruelty of certain companies that deliberately poisoned people with radioactivity and/or chemical substances. These companies were never held accountable for their acts, until the people started suing them for millions of dollars, in some cases –in the Erin Brokovich story– the people won, in other cases, they didn’t. Those are real life situations, but what Alan Moore does here is disguise the horror of corporative greed in an allegorical tale of death and putrefaction.


When Nukeface gives the young runaway a taste of his beverage, we understand what he has been drinking all along: nuclear wastes. Quickly, the young man starts decomposing until he dies. And Nukeface keeps searching for nuclear wastes. He knows the company is no longer disposing of them in Pennsylvania due to lawsuits, they’re now burying all of it into the swamps of Louisiana. When Swamp Thing runs into Nukeface, he’s contaminated by his radioactive body. If the Swamp Thing is a creature of nature, there can be nothing more lethal to him than contamination. And slowly but surely, he starts rotting. 



The conclusion of the story is told from the perspective of eight different characters. They all share what they know, as readers we can easily piece together the puzzle after we see what these men and women have gone through. This is an extraordinary narrative device that only a handful of writers would know how to use properly. Alan Moore shows why he is one of the best and most influential authors in recent decades by connecting the dots and adding an unmatched layer of complexity. There are moments of true horror in these pages, and in the end Nukeface remains at large. Nothing can deter him, not the people who died in their presence, nor the putrefied fauna. But perhaps the scariest part is that Nukeface is not the real monster. He’s the product of those who seek only profit and care not for life. The real monster is the company, but this time there are no lawsuits, no happy endings to speak of… only a final page that reunites dozens of newspaper clips (selected by Moore) that are testimonies of people who developed cancer as a result of radioactive or chemical exposure; they were victims, above all, of the indifference and ruthlessness of the companies who disposed of their thrash without worrying about the consequences. 

After such an intense story, one would think that Alan Moore would take it easy for an issue or two. But that’s not the case. On the contrary, “Growth Patterns” is the prelude of Swamp Thing’s most epic saga: American Gothic. And this issue also marks the first historical appea-rance of John Constantine, a British bloke, a chronic smoker, a dabbler in the mystic arts and a cold bastard that could outwit any sorcerer or demon on Earth. A few years later, John Constantine would be the protagonist of Hellblazer, a Vertigo title that lasted for over 25 years. These are his –not so much– humbling beginnings.
Nukeface / Cara-Nuclear

Stephen Bissette and John Totleben surprise us again with some of the most haunting images ever. Let’s take a look at the horror of human misery and the corporal decay of Nukeface, which is made evident in the putrid face of this alcoholic / addict to nuclear wastes. I saw this drawing for the first time over 14 years ago and I was marveled by the details and the overall design. This is a comic book page that I could never forget. Seeing the Swamp Thing melting in a pool of radioactive fluids is also a powerful moment. The body language and the physical attributes of the eight characters that narrate this story are carefully depicted by the creative team, Billy Hatcher is a good example of that. Finally, “Growth Patterns” counts with Rick Veitch as penciler and thanks to him we see a young John Constantine and his lover Emma who is drawing an invunche, a homicidal demon that eventually will find his way into this world, as we can see in the next page. The idea of a humanoid with a hand sewn inside his own body and his head turned in an impossible way that defies death is quite a shocking figure. Of course, Bissette and Totleben are also in charge of the covers, and their amazing visual concepts and detailed work are a privilege and a joy to behold.

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Swamp Thing decomposing / Swamp Thing descomponiéndose

¿La vida de tus hijos tiene un precio? ¿Todo en este mundo puede ser comprado o vendido? Estas interrogantes son comunes en la sociedad actual, e imagino que Alan Moore debe haber meditado sobre ello antes de sentarse a escribir "Los periódicos de Cara-Nuclear", publicados en "Saga of the Swamp Thing" # 35 y 36 en abril y mayo de 1985.


Todo empieza en una pacífica tarde. Abby duerme al lado de Swamp Thing, los árboles están reverdeciendo, las flores brotan y los únicos raros intrusos son los papeles periódicos que han sido arrojados por ahí: "Él observa las hojas impresas que aletean como gigantescas polillas, agobiadas por su propio peso, chocando torpemente contra los negros árboles. Sus páginas están llenas de tragedias obsoletas y rostros descartados; toda la histeria cuidadosamente registrada de un mundo al que él ya no pertenece".  

Billy Hatcher

Y luego, a un par de millas, un viejo apodado Cara-Nuclear se cruza con un joven fugitivo. Cara-Nuclear es un vagabundo borracho, y de inmediato empieza a tomar un extraño líquido brillante mientras habla sobre Pennsylvania y la forma en que una empresa desechaba sus residuos nucleares. La contaminación es parte de nuestra vida, pero a veces olvidamos qué tan serias pueden ser las conse-cuencias, en especial cuando la responsabilidad corporativa es una virtud escaza. Hay películas -como "Erin Brokovich" de Steven Soderbergh- que muestran la tremenda crueldad de ciertas compañías que envenenan a personas, a conciencia, con radioactividad o sustancias químicas. Estas compañías no asumen responsabilidad alguna por sus actos, hasta que la gente empieza a demandarlas por millones de dólares, en algunos casos -en la historia de "Erin Brokovich"- la gente gana, en otros, no. Estas situaciones son de la vida real, pero lo que Alan Moore hace aquí es disfrazar el horror de la codicia corporativa en una historia alegórica de muerte y putrefacción.

John Constantine

Cuando Cara-Nuclear le da al joven vagabundo un sorbo de su bebida, entendemos qué es lo que ha estado tomando desde el inicio: residuos nucleares. Rápidamente, el joven empieza a descomponerse hasta que muere. Y Cara-Nuclear sigue en su búsqueda de desechos radioactivos. Él sabe que la compañía ya no los deja en Pennsylvania a causa de las demandas, y ahora los entierran en los pantanos de Louisiana. Cuando Swamp Thing encuentra a Cara-Nuclear, es contaminado por su cuerpo radioactivo. Si Swamp Thing es una criatura de la naturaleza, nada es más letal para él que la contaminación. Y lentamente, empieza a podrirse.


La conclusión de la historia es contada desde la perspectiva de ocho personajes diferentes. Todos comparten lo que saben, como lectores podemos armar las piezas del rompe-cabezas después de ver todo lo que experi-mentan estos hombres y mujeres. Este es un extraor-dinario recurso narrativo que sólo un puñado de escritores sabría cómo usar de modo adecuado. Alan Moore nos muestra por qué él es uno de los mejores y más influyentes autores de las últimas décadas al conectar todos los puntos y añadir así un nivel de complejidad sin precedentes. Hay momentos de verdadero terror en estas páginas, y al final Cara-Nuclear sigue libre. Nada puede detenerlo, ni la gente que murió en su presencia, ni la fauna que se pudrió. Pero tal vez lo más terrible es que Cara-Nuclear no es el monstruo real. Él es el producto de aquellos que buscan sólo ganancias, sin preocuparse por la vida. El monstruo real es la compañía, pero esta vez no hay demandas ni finales felices... sólo una última página que reúne docenas de recortes de periódico (seleccionador por Moore) que son testimonios de personas que desarrollaron algún tipo de cáncer como resultado de la exposición química o radioactiva; ellos fueron víctimas, después de todo, de la indiferencia y la frialdad de las compañías que botaron su basura sin preocuparse de las consecuencias.

Invunche

Después de una historia tan intensa, uno pensaría que Alan Moore se tomaría las cosas con calma. Pero eso no es así. Por el contrario, "Patrones de crecimiento" es el preludio de la saga más épica de Swamp Thing: American Gothic. Y este ejemplar también marca la primera aparición histórica de John Constantine, un sujeto británico, un fumador crónico, un investigador de las artes místicas y un frío bastardo capaz de engañar a cualquier hechicero o demonio sobre la Tierra. Pocos años después, John Constantine sería el protagonista de Hellblazer, un título de Vertigo que duró por más de 25 años. Estos son sus -nada humildes- orígenes.


Stephen Bissette y John Totleben nos sorprenden de nuevo con imágenes alucinantes. Veamos el horror de la miseria humana y la descomposición corporal de Cara-Nuclear, que se hace evidente en el pútrido rostro de este alcohólico / adicto a los residuos nucleares. Vi este dibujo por primera vez hace más de 14 años y quedé maravillado por los detalles y el diseño en general. Este es un cómic que nunca podría olvidar. Ver a Swamp Thing derritiéndose en un charco de fluidos radioactivos es también un poderoso momento. El lenguaje corporal y los atributos físicos de los ochos personajes que narran esta historia son retratados con sumo cuidado por el equipo creativo, Billy Hatcher es un buen ejemplo de ello. Finalmente, "Patrones de crecimiento" cuenta con los lápices de Rick Veitch y gracias a él vemos a un joven John Constantine y a su amante Emma quien dibuja un invunche, un demonio homicida que eventualmente se abrirá paso en nuestro mundo, tal como vemos en la página siguiente. La idea de un humanoide con una mano cosida dentro de su propio cuerpo y su cabeza volteada de una manera que desafía la muerte causan una fuerte impresión. Desde luego, Bissette y Totleben también están a cargo de las portadas, y sus asombrosos conceptos visuales y detallado trabajo son un privilegio y un disfrute para quien los contempla.


February 18, 2013

Great Pacific # 1-3 - Joe Harris & Martin Morazzo

Martin Morazzo
We produce millions of tons of garbage every day, and most of it is non-biodegradable. What would happen if all the trash in the world is dumped in the same place? Writer Joe Harris develops a rather interesting concept, an island in the middle of the Pacific almost as big as a continent, entirely composed by debris and junk.

Who could be a better protagonist than the heir of an oil fortune, the son of a man responsible for contaminating our world? Chas Worthington is 21 years old, very rich, very handsome and a bit reckless. He has a brilliant mind and is focusing all his inventiveness in solving the problem of the Great Pacific Garbage Patch, but of course, no one takes him seriously, until he fakes his death in the hands of mercenary.

Immediately afterwards, Chas moves to the Great Pacific Garbage Patch and declares himself as the leader of this new sovereign nation. But this is an artificial and unexplored island, with all the plastic and chemical wastes, there have been mutations, something that Chas confronts first hand as he is almost drowned by a gigantic octopus. In these first issues, Joe Harris asks the most important questions about ecology and the way we see and treat our planet, but above all the author also proposes some sort of solution for the contamination debacles of our era, these solutions may only work in fiction but they are still worth reading about.

When I first laid my eyes on the solicitations for Great Pacific, I found the premise interesting but I had no idea who the writer was. I almost skip it but I immediately saw Martin Morazzo’s amazing cover and I decided to give it a go. And I’m glad I did, because Martin has a great artistic style, slightly reminiscent of Frank Quitely and, above all, Italians like Vittorio Giardino; he is expressive and his sleek lines are a joy to admire.
Great Pacific Garbage Patch / Gran Parche de Basura del Pacífico
Morazzo’s wonderful sense of design is made evident in the covers. Each one of them presents this island of garbage under different angles, and they also present Chas Worthington as a brave young man in the first issue, a desperate survivor about to drown in the second and an exhausted adventurer in the third. There are some really great double page spreads, like the one in which we see Chas admiring his newly founded kingdom. The page of the attack of the giant octopus is splendid and the page in which we see Chas sinking into deep waters is gorgeous. There is also a careful balance between details and single figures, as we see Chas investigating an airplane that has just crashed into the thrash. Great Pacific is a really good series and I’m glad I was there for the beginning. 
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a giant octopus attacks Chas / un pulpo gigante ataca a Chas

Producimos millones de toneladas de basura todos los días, y la mayor parte no es biodegradable. ¿Qué pasaría si todos los desperdicios del mundo fueran arrojados al mismo lugar? El escritor Joe Harris desarrolla un concepto bastante interesante, una isla en medio del Pacífico casi tan grande como un continente, enteramente compuesta de desechos y basura.

¿Quién podría ser un mejor protagonista que el heredero de una fortuna petrolera, el hijo de un hombre responsable por contaminar el mundo? Chas Worthington tiene 21 años, es rico, guapo y un poco impulsivo. Tiene una mente brillante y está enfocando toda su creatividad en resolver el problema del Gran Parche de Basura del Pacífico, pero por supuesto, nadie lo toma en serio, hasta que finge su muerte a manos de un mercenario.

De inmediato, Chas se muda al Gran Parche de Basura del Pacífico y se declara como líder de esta nueva nación soberana. Pero esta es una isla artificial, inexplorada; con todo el plástico y los residuos químicos, ha habido mutaciones, algo que Chas confronta por sí mismo cuando es casi ahogado por un pulpo gigantesco. En estos primeros números, Joe Harris hace importantes preguntas sobre la ecología y la forma en que tratamos nuestro planeta, pero por encima de todo, el autor también propone algún tipo de solución a los desastres de la contaminación, estas soluciones sólo funcionan en la ficción pero aun así vale la pena leer cuáles son.
below the garbage patch / debajo del parche de basura
Chas looking for survivors / Chas buscando sobrevivientes
Cuando le di un vistazo a las solicitaciones de "Great Pacific" ("Gran Pacífico"), la premisa me pareció interesante pero no tenía ni idea de quién era el escritor. Casi la dejo a un lado pero de inmediato vi la asombrosa portada de Martin Morazzo y decidí darle una oportunidad. Y estoy contento de haberlo hecho, porque Martin tiene un grandioso estilo artístico, ligeramente reminiscente a Frank Quitely y sobre todo a italianos como Vittorio Giardino; es expresivo y sus líneas suaves son un verdadero disfrute. 

El maravilloso sentido del diseño de Morazzo se hace evidente en sus portadas. Cada una de ellas presenta esta isla de basura bajo distintos ángulos y también se presenta a Chas Worthington como un valiente joven en el primer ejemplar, un desesperado sobreviviente a punto de ahogarse en el segundo y un exhausto aventurero en el tercero. Además, hay algunas páginas dobles tremendas, como aquella en la que Chas está admirando su recién fundado reino. La página del ataque del pulpo gigante es espléndida y la página en la que vemos a Chas hundiéndose en aguas profundas es hermosa. Hay un cuidadoso balance entre los detalles y las figuras solas, al ver a Chas investigando un avión que se ha estrellado en los desperdicios. "Great Pacific" es una serie realmente buena y me alegra haber estado ahí desde el principio.

February 15, 2013

Clone # 1-3 - David Schulner & Juan José Ryp


Juan José Ryp
It’s not entirely unusual to find screenwriters working in the comic book industry, and they usually produce remarkable runs (Joss Whedon in Astonishing X-Men, Allan Heinberg in Young Avengers, J M Straczynski in Thor, etc.). In Skybound’s new ongoing, “Clone” the writer is David Schulner, famous for his work in TV series like “Once and Again”, “Everwood” and “Desperate Housewives”. I’ve always been a fan of “Once and Again” (and it’s in this drama that I first saw actress Evan Rachel Wood, and ever since then I’ve been talking about her in this blog), I loved “Everwood” and most emphatically the protagonist’s passion for comic books (Gregory Smith and the rest of the cast were so good in this series) and I felt touched and captivated by the women of Wisteria Lane in “Desperate Housewives”. So clearly, when I saw that David Schulner was behind Clone I knew had to buy it. I just had to.

As the title suggests, we’re dealing with cloning here. The protagonist is a clone who is being hunted by other clones. Who is the original man? And why are all these clones killing each other? In the first three issues, we see the implications of cloning: all the moral dilemmas, the political conflicts and changes this technological breakthrough might cause on our society. Certainly, David Schulner has found the way to bring a classic sci-fi concept into today’s world. 

Of course, this series wouldn’t be the same if not for Juan José Ryp. He is a brilliant Spanish artist, and he combines two very unique influences. On one hand he follows in the footsteps of painters from the Pointillism movement (which was a result of Postimpressionism), the Pointillism (also called divisionism) requires the constant use of little dots, similar to the ones we see in every drawing of Juan José Ryp. On the other hand, Ryp is clearly a huge fan of Geof Darrow, an artist that can fit thousands of details in a single page. 

Just a look at the wraparound cover of the first issue is a good indication of the amount of details we can find in Ryp’s work, from references to Image’s series “Li’l Depressed Boy”, to several fictitious brands that are references to real companies and so on. If we pay attention to the hundreds of people that appear on the cover, we’ll see that each one of them is doing something, either walking the dog, carrying a bag of groceries, speaking on the phone, etc., and they all seem to have different personalities and attitudes. 

The interior art is also great, the action sequences are amazing, and the detailed backgrounds add a very rich sense of complexity. One of my favorite pages shows the protagonist looking down into a pile of bodies, I have counted around 65 of them, all in different positions, all with tragic gestures. The cover of issue # 3 shows the cloned corpses with great dynamism and visual strength. As usual Image and Skybound are producing some of the best comics on the stands right now. Good for that.
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one of the clones / uno de los clones

No es para nada inusual encontrar a guionistas de televisión trabajando en la industria del cómic, y por lo general producen trabajos memorables (Joss Whedon en "Astonishing X-Men", Allan Heinberg en "Young Avengers", J M Straczynski en “Thor”, etc.). En la nueva colección de Skybound, “Clone” el escritor es David Schulner, famoso por su trabajo en series de televisión como “Once and Again”, “Everwood” y “Desperate Housewives”. Siempre he sido fan de “Once and Again” (y es en este drama donde vi por primera vez a la actriz Evan Rachel Wood, y desde entonces he estado hablando sobre ella en este blog), me encantó “Everwood” y hago especial énfasis en la pasión por los cómics del protagonista (Gregory Smith y el resto del elenco hicieron una gran labor en esta serie) y me sentí conmovido y cautivado por las mujeres de Wisteria Lane en “Desperate Housewives”. Así que, cuando vi que David Schulner estaba detrás de "Clone" sabía que tenía comprarlo. De todas maneras.
someone is killing the clones / alguien está matando a los clones

Como el título sugiere, aquí lo principal es la clonación. El protagonista es un clon que es cazado por otros clones. ¿Quién es el original? ¿Y por qué todos estos clones están matándose entre sí? En los primeros tres números, vemos lo que implica la clonación: todos los dilemas morales, los conflictos políticos y los cambios que este avance tecnológico puede ocasionar en nuestra sociedad. David Schulner, por cierto, ha encontrado la forma de traer un concepto clásico de la ciencia ficción al mundo de hoy. 

Por supuesto, esta serie no sería lo mismo si no fuera por Juan José Ryp. Él es un brillante artista español, y combina dos influencias únicas. Por un lado sigue los pasos de los pintores del movimiento del puntillismo (que fue un resultado del post-impresionismo), el puntillismo (también llamado divisionismo) requiere el uso constante de pequeños puntos, similares a los que vemos en cada dibujo de Juan José Ryp. Por otro lado, es claro que Ryp es un gran fan de Geof Darrow, un artista que puede encajar miles de detalles en una sola página. 
At least 65 corpses / por lo menos 65 cadáveres

Sólo un vistazo a la portada doble del primer número es una buena indicación de la cantidad de detalles que encontramos en el trabajo de Ryp, desde referencias a otros cómics de Image, “Li’l Depressed Boy”, hasta varias marcas ficticias que hacen referencia a compañías reales. Si prestamos atención al centenar de personas que aparecen en la portada, veremos que todos están haciendo algo, ya sea paseando al perro, cargando una bolsa de abarrotes, hablando por teléfono, etc. y todos parece tener personalidades y actitudes diferentes.  

El arte interior también es grandioso, las escenas de acción son asombrosas, y los fondos detallados añaden un sentido muy rico de complejidad. Una de mis páginas favoritas nos muestra al protagonista mirando un montículo de cadáveres, he contado alrededor de 65 cuerpos, todos en posiciones distintas, todos con gestos trágicos. La portada del # 3 nos muestra los cadáveres de los clones con un gran dinamismo y mucha fortaleza visual. Como siempre, Image y Skybound están produciendo algunos de los mejores cómics del momento. Bien por ello.